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La presente publicación recoge la experiencia de intervención con familias en Fundar, ubicada en la ciudad de Bogotá, en la localidad de Teusaquillo, desde hace 49 años y especializada en el trabajo con todo tipo de adicciones.

A través del artículo, se realiza una exposición de los principales conceptos manejados, desde una mirada sistémica y humanista, así como desde la filosofía de doce pasos. Se hace énfasis en la necesidad de incluir a la red de apoyo familiar dentro del tratamiento por las dinámicas establecidas con el adicto, que pueden obstaculizar el mantenimiento de la sobriedad del mismo. Sin embargo, no se contempla a los familiares simplemente como acompañantes o anexos, sino como personas que sufren, que tienen sus propias dificultades emocionales y que en muchos de los casos están enfermas de Codependencia, por lo que también tienen que recuperarse.

En este sentido, se describen los métodos empleados en el trabajo con las familias, tanto desde ámbitos individuales como grupales y se evidencian los resultados obtenidos a través de la intervención.

INTRODUCCIÓN

Desde el enfoque humanista-sistémico y con el manejo del programa de 12 pasos la Fundación Fundar atiende desde el tratamiento la enfermedad adictiva con especial énfasis en el trabajo realizado con las familias, evidenciando a través de los últimos años los resultados positivos que se logran cuando se incluye a la red de apoyo familiar en el proceso ya que en la intervención que se hace en la atención de los pacientes adictos se identifica desde la disfuncionalidad familiar la codependencia en los miembros que la integran y por ende la necesidad de una atención centrada en ella.

Proceso de Intervención en Familia y Codependencia

Como fue antes mencionado, una de las fortalezas del trabajo en la Fundación radica en el énfasis en la intervención familiar. Esto se da a partir del modelo de tratamiento Sistémico, donde se entiende al paciente como el síntoma visible de una dinámica familiar disfuncional (Hernández, 1997). De este modo, se visualiza al adicto como un sujeto que padece una enfermedad de carácter emocional, pero que se origina y/o mantiene a través de unas pautas de relación familiar poco sanas. Sin embargo, estas conductas, aparecen porque son “funcionales” y adaptativas dentro del sistema familiar.

La Familia como Sistema

La familia ha sido vista y conceptualizada a partir de diferentes enfoque y teorías, entendida como grupo, institución social, construcción cultural, entre otros. En la Fundación se concibe a la familia como un sistema. La teoría de sistemas define a la familia así: “… hace referencia a un todo, diferente a la suma de las individualidades de sus miembros, cuya dinámica se basa en mecanismos propios y diferentes a los que explican al sujeto aislado… es un sistema social natural, que puede ser estudiado en términos de su estructura, o forma como está organizado en un momento dado, y sus procesos, o formas en las cuales cambia a través del tiempo” (Hernández, 1997, página 26). De este modo, la familia tiene unas características propias y reglas de funcionamiento, y busca responder a necesidades biológicas y emocionales, que favorezcan la supervivencia y el pleno desarrollo de sus integrantes. No quiere esto decir, que se espere que una familia sea “perfecta” pero sí que se constituyan de manera sana aspectos como: las jerarquías, los roles, los límites, la capacidad para adaptarse a los cambios y superar las crisis, la comunicación y otros patrones de interacción.

La familia Disfuncional

Al hacer referencia al término familia disfuncional, no se quiere insinuar que para que ésta sea sana debe ser perfecta, o que debe estar constituida a partir de unos modelos culturales, como por ejemplo en su organización: mamá, papá e hijos. Con esto se quiere hacer referencia a que hay familias que hacen mayor uso de sus recursos que de sus limitaciones y a partir de ahí propenden por el desarrollo y crecimiento de sus miembros. De acuerdo con Rubín (2009) parafraseando a Minuchin: “… la funcionalidad o disfuncionalidad de la familia no depende de la ausencia de problemas dentro de ésta, sino por el contrario, de la respuesta que muestra frente a los problemas; de la manera como se adapta a las circunstancias cambiantes de modo que mantiene una continuidad y fomenta el crecimiento de cada miembro”

Codependencia

Estas familias consideradas como disfuncionales, tienden a generar dificultades emocionales en sus miembros, y así como son la base de la adicción, también lo son de otras enfermedades emocionales, como es la codependencia. Esta es definida como la afectación que surge en algunos familiares o amigos cercanos de las personas adictas, quienes centran gran parte de su vida y energía en intentar cambiar al adicto y su problemática. De acuerdo con Beattie (2014) “Una persona codependiente es aquella que ha permitido que la conducta de otra persona la afecte, y que está obsesionada con controlar la conducta de esa persona” (Página 27). Esta autora, manifiesta que hay otra forma de definir al codependiente y su similitud con el adicto, y es a partir de las reglas que se mueven en sus familias de origen: “Un muy común denominador de todos los codependientes era tener una relación personal o profesional con personas perturbadas, necesitadas o dependientes. Pero un segundo denominador, más común aún parecían ser las reglas tácitas, no escritas, que por lo general se desarrollan en el núcleo familiar y que marcan la pauta para otro tipo de relaciones. Estas reglas prohíben la discusión acerca de los problemas; la expresión abierta de sentimientos; la comunicación honesta y directa; expectativas realistas tales como ser humano, vulnerable o imperfecto; egoísmo; confianza en las demás personas y en uno mismo; jugar y divertirse; y conducir el delicado equilibrio de la canoa familiar a través del crecimiento y del cambio, tan sano como beneficioso pueda ser este movimiento. Estas reglas son comunes en los sistemas familiares de los alcohólicos pero pueden surgir también en otras familias

La codependencia puede ocurrir en cualquier persona que está en contacto con la adicción de otra persona, ya sea un familiar, amigo, compañero, pareja o cliente que sufra de adicción.

Además existen otros desordenes de conducta y enfermedades que pueden generar codependencia, tales como la esquizofrenia, la violencia, el maltrato y las neurosis. Toda persona expuesta a estos desórdenes, puede desarrollar codependencia.

Muchas veces alguien que ha desarrollado codependencia por crecer en un ambiente disfuncional adictivo, no manifiesta grandes síntomas hasta que se casa o forma una relación de pareja. Por otro lado, con mucha regularidad las hijas de adictos, terminan casándose con otros adictos, aún sin que esto sea una decisión consciente.

La conducta codependiente es una respuesta enferma al proceso adictivo, pero además se convierte en un factor clave en la evolución de la adicción. O sea que la codependencia promueve el avance del proceso adictivo. A este concepto le llamamos «facilitación». Existen diversas formas que toma la facilitación que oscilan entre la colaboración y la agresión. Los codependientes no pueden darse cuenta de que están facilitando el problema, en parte por la negación y en parte porque están convencidos que su conducta está justificada, debido a que están «ayudando» a que el adicto no se deteriore más, y a que la familia no se desintegre.

Bajo estos conceptos en La Fundación la intervención con familia se trabaja no solo en la reestructuración de la dinámica familiar disfuncional, sino desde lo individual, en quien se identifica la codependencia, se realiza un proceso de sanación personal y se busca la ruptura de las características codependientes, facilitando herramientas desde la toma de conciencia de la enfermedad y el trabajo del programa de 12 pasos.

MATERIALES Y MÉTODOS

La intervención con familia en la Fundación se basa, como se había mencionado antes, en técnicas y documentos de tres cortes: humanistas, sistémicos y del programa de 12 pasos. En dicha intervención se pueden contemplar tres fases: diagnóstico, intervención y apoyo.

La primera fase es de diagnóstico y se lleva a cabo a través de diferentes métodos: valoración psicológica, genograma, historia de vida, test de Codependencia basado en la teoría expuesta por Melody Beattie (2014), test proyectivos como el de la figura humana, entre otros.

En la segunda fase se lleva a cabo la intervención propiamente dicha, que se realiza desde dos frentes: lo individual y lo grupal. Para cada paciente es asignado un terapeuta, que lo atenderá a él y a su familia siempre, a menos que el proceso amerite un cambio. Éste atenderá a la familia una vez a la semana en terapia individual, sesiones entre las que se trabajarán tareas terapéuticas, que surgen como resultado de una sesión y son base de la siguiente y que permiten llevar un hilo conductor en el tratamiento. Desde lo grupal, la intervención se realiza dos veces a la semana, a través de conferencias y talleres, basadas en procesos psicoeducativos, pero también vivenciales, que fortalecen el trabajo individual. En esta fase, y como principal objetivo de la intervención, que es lograr la conexión de la persona enferma emocionalmente con miedos, culpas, sensación de abandono, etc., se trabajan una serie de ejercicios como los siguientes:

  • Sanación del niño interior
  • Sanación de Abuso sexual  
  • Rituales de perdón
  • Ejercicios de silla vacía

Al buscarse la conexión del ser con sus emociones, es importante aquello que se lee, para ser interiorizado, y lo que se escribe, en busca de hacer aflorar lo que no se ha expresado antes o no se ha hecho consciente; así mismo, se espera sanar y darle forma a lo que se da caóticamente en el pensamiento. En este sentido, la literatura utilizada para el trabajo con familia es numerosa, pero algunos libros son prioritarios en el abordaje con los codependientes, como son: Ya no seas codependiente (Melody Beattie), El lenguaje del adiós (Melody Beattie), Senderos de recuperación (Alanón), Usted puede sanar su vida (Louise Hay), El día que te quieras (María Cecilia Betancur), CODA (CODA)

Por otra parte, para la elaboración desde lo escrito siempre se solicita un cuaderno terapéutico, donde la persona sienta la libertad de escribir pensamientos y emociones, y que además posteriormente pueda servir como herramienta, para revisar aspectos trabajados y que deben ser aplicados desde su diario vivir.

Un segundo elemento de lo escrito es la guía de doce pasos para Codependientes, donde la persona trabaja en el reconocimiento de su problemática y camina hacia la recuperación. Frente a lo grupal, en las conferencias y talleres, también se busca conexión con la emoción, pero se trabaja un poco más desde el pensamiento y la conciencia de diferentes elementos, como son: la adicción que presenta el paciente, las consecuencias en la familia y los orígenes de la codependencia, las pautas que favorecen el consumo de sustancias, la funcionalidad y disfuncionalidad familiar, los estilos de crianza, entre otros.

Algunas veces en éstas se realizan también talleres vivenciales o sesiones de expresión de sentimientos, así como proyección de películas que permitan la conexión de las personas con su emocionalidad. Un ritual importante a nivel grupal, en el trabajo con familia y paciente, es la celebración de aniversarios de personas que cumplen años de abstinencia, donde la familia da también testimonio de su propio proceso de recuperación. La última fase es de apoyo, donde se busca que la familia continúe conectada con el programa, igual que el paciente adicto, por lo que se sugiere que se vinculen a un grupo externo a la Fundación, según el caso, que maneje la filosofía del programa de 12 pasos: grupos de CODA (para codependientes), ALANON (para familiares de alcohólicos) y ALATEEN (para familiares, niños y adolescentes, de alcohólicos). Ciertas experiencias han sido implementadas durante algunos años, pero no han tenido la continuidad de las demás intervenciones, como son los grupos de apoyo (o cerrados) al interior de la Fundación y manejados por codependientes recuperados; así como grupos de familias con pacientes en modalidades diferentes a la Residencial, que trabajan acerca de cómo romper miedos asociados a que sus familiares tengan contacto con la calle, retomen rutinas diarias y, básicamente, estén en ambientes no controlados.

En Fundar se concibe como bastante importante el trabajo con familia, debido a que, por un lado, los acompañantes del adicto son también seres que sufren y requieren de su propio proceso de recuperación y por otro, deben constituirse en red de apoyo para el paciente o fortalecerse en caso de que ya lo sean.