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DE:                           DIRECCIÓN GENERAL Y COORDINACIÓN DE TRATAMIENTO

PARA:                      ENTIDADES EN CONVENIO, CONSEJO DIRECTIVO, USUARIOS  Y COLABORADORES DE FUNDAR

asunto:                     MEDIDAS DE CONTINGENCIA FRENTE AL COVID-19

fecha:                       16 DE MARZO DE 2020

 

De acuerdo con las acciones de contención del Gobierno Nacional frente a la presencia de la enfermedad COVID-19 en Colombia, FUNDAR, como Institución Prestadora de Servicios de Salud (IPS), se ve obligada a tomar las siguientes medidas de contingencia de carácter preventivo:

 

  1. A las instalaciones de FUNDAR ingresará únicamente el personal de la institución, pudiendo acordarse con cada colaborador los horarios de ingreso y salida y, en algunos casos, la no asistencia a las instalaciones de la entidad a quienes por su(s) condición(es) sean más vulnerables a adquirir la enfermedad
  2. Los usuarios en modalidades Ambulatorio Día y Ambulatorio tendrán sus terapias psicológicas de forma telefónica o virtual
  3. Se suspenden temporalmente las terapias grupales de familia de los días miércoles, las que se harán de forma virtual
  4. Se suspenden temporalmente las visitas para usuarios en modalidad Residencial
  5. Se hará énfasis permanente sobre el estricto manejo sanitario
  6. Por parte del Sistema de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST) recibiremos todo el apoyo en cuanto a acciones adicionales que debamos implementar.

Estas medidas estarán vigentes, en principio, durante las próximas dos semanas. Quedamos atentos a cualquier recomendación que tengan a bien hacernos sobre el particular. Agradecemos su comprensión.

 

                                                                                                         

JOSE GOETHE GUTIERREZ O. 

Director General   

   

 

STELLA PINEDA T.

Coordinadora de Tratamiento

 

La presente publicación recoge la experiencia de intervención con familias en Fundar, ubicada en la ciudad de Bogotá, en la localidad de Teusaquillo, desde hace 49 años y especializada en el trabajo con todo tipo de adicciones.

A través del artículo, se realiza una exposición de los principales conceptos manejados, desde una mirada sistémica y humanista, así como desde la filosofía de doce pasos. Se hace énfasis en la necesidad de incluir a la red de apoyo familiar dentro del tratamiento por las dinámicas establecidas con el adicto, que pueden obstaculizar el mantenimiento de la sobriedad del mismo. Sin embargo, no se contempla a los familiares simplemente como acompañantes o anexos, sino como personas que sufren, que tienen sus propias dificultades emocionales y que en muchos de los casos están enfermas de Codependencia, por lo que también tienen que recuperarse.

En este sentido, se describen los métodos empleados en el trabajo con las familias, tanto desde ámbitos individuales como grupales y se evidencian los resultados obtenidos a través de la intervención.

INTRODUCCIÓN

Desde el enfoque humanista-sistémico y con el manejo del programa de 12 pasos la Fundación Fundar atiende desde el tratamiento la enfermedad adictiva con especial énfasis en el trabajo realizado con las familias, evidenciando a través de los últimos años los resultados positivos que se logran cuando se incluye a la red de apoyo familiar en el proceso ya que en la intervención que se hace en la atención de los pacientes adictos se identifica desde la disfuncionalidad familiar la codependencia en los miembros que la integran y por ende la necesidad de una atención centrada en ella.

Proceso de Intervención en Familia y Codependencia

Como fue antes mencionado, una de las fortalezas del trabajo en la Fundación radica en el énfasis en la intervención familiar. Esto se da a partir del modelo de tratamiento Sistémico, donde se entiende al paciente como el síntoma visible de una dinámica familiar disfuncional (Hernández, 1997). De este modo, se visualiza al adicto como un sujeto que padece una enfermedad de carácter emocional, pero que se origina y/o mantiene a través de unas pautas de relación familiar poco sanas. Sin embargo, estas conductas, aparecen porque son “funcionales” y adaptativas dentro del sistema familiar.

La Familia como Sistema

La familia ha sido vista y conceptualizada a partir de diferentes enfoque y teorías, entendida como grupo, institución social, construcción cultural, entre otros. En la Fundación se concibe a la familia como un sistema. La teoría de sistemas define a la familia así: “… hace referencia a un todo, diferente a la suma de las individualidades de sus miembros, cuya dinámica se basa en mecanismos propios y diferentes a los que explican al sujeto aislado… es un sistema social natural, que puede ser estudiado en términos de su estructura, o forma como está organizado en un momento dado, y sus procesos, o formas en las cuales cambia a través del tiempo” (Hernández, 1997, página 26). De este modo, la familia tiene unas características propias y reglas de funcionamiento, y busca responder a necesidades biológicas y emocionales, que favorezcan la supervivencia y el pleno desarrollo de sus integrantes. No quiere esto decir, que se espere que una familia sea “perfecta” pero sí que se constituyan de manera sana aspectos como: las jerarquías, los roles, los límites, la capacidad para adaptarse a los cambios y superar las crisis, la comunicación y otros patrones de interacción.

La familia Disfuncional

Al hacer referencia al término familia disfuncional, no se quiere insinuar que para que ésta sea sana debe ser perfecta, o que debe estar constituida a partir de unos modelos culturales, como por ejemplo en su organización: mamá, papá e hijos. Con esto se quiere hacer referencia a que hay familias que hacen mayor uso de sus recursos que de sus limitaciones y a partir de ahí propenden por el desarrollo y crecimiento de sus miembros. De acuerdo con Rubín (2009) parafraseando a Minuchin: “… la funcionalidad o disfuncionalidad de la familia no depende de la ausencia de problemas dentro de ésta, sino por el contrario, de la respuesta que muestra frente a los problemas; de la manera como se adapta a las circunstancias cambiantes de modo que mantiene una continuidad y fomenta el crecimiento de cada miembro”

Codependencia

Estas familias consideradas como disfuncionales, tienden a generar dificultades emocionales en sus miembros, y así como son la base de la adicción, también lo son de otras enfermedades emocionales, como es la codependencia. Esta es definida como la afectación que surge en algunos familiares o amigos cercanos de las personas adictas, quienes centran gran parte de su vida y energía en intentar cambiar al adicto y su problemática. De acuerdo con Beattie (2014) “Una persona codependiente es aquella que ha permitido que la conducta de otra persona la afecte, y que está obsesionada con controlar la conducta de esa persona” (Página 27). Esta autora, manifiesta que hay otra forma de definir al codependiente y su similitud con el adicto, y es a partir de las reglas que se mueven en sus familias de origen: “Un muy común denominador de todos los codependientes era tener una relación personal o profesional con personas perturbadas, necesitadas o dependientes. Pero un segundo denominador, más común aún parecían ser las reglas tácitas, no escritas, que por lo general se desarrollan en el núcleo familiar y que marcan la pauta para otro tipo de relaciones. Estas reglas prohíben la discusión acerca de los problemas; la expresión abierta de sentimientos; la comunicación honesta y directa; expectativas realistas tales como ser humano, vulnerable o imperfecto; egoísmo; confianza en las demás personas y en uno mismo; jugar y divertirse; y conducir el delicado equilibrio de la canoa familiar a través del crecimiento y del cambio, tan sano como beneficioso pueda ser este movimiento. Estas reglas son comunes en los sistemas familiares de los alcohólicos pero pueden surgir también en otras familias

La codependencia puede ocurrir en cualquier persona que está en contacto con la adicción de otra persona, ya sea un familiar, amigo, compañero, pareja o cliente que sufra de adicción.

Además existen otros desordenes de conducta y enfermedades que pueden generar codependencia, tales como la esquizofrenia, la violencia, el maltrato y las neurosis. Toda persona expuesta a estos desórdenes, puede desarrollar codependencia.

Muchas veces alguien que ha desarrollado codependencia por crecer en un ambiente disfuncional adictivo, no manifiesta grandes síntomas hasta que se casa o forma una relación de pareja. Por otro lado, con mucha regularidad las hijas de adictos, terminan casándose con otros adictos, aún sin que esto sea una decisión consciente.

La conducta codependiente es una respuesta enferma al proceso adictivo, pero además se convierte en un factor clave en la evolución de la adicción. O sea que la codependencia promueve el avance del proceso adictivo. A este concepto le llamamos «facilitación». Existen diversas formas que toma la facilitación que oscilan entre la colaboración y la agresión. Los codependientes no pueden darse cuenta de que están facilitando el problema, en parte por la negación y en parte porque están convencidos que su conducta está justificada, debido a que están «ayudando» a que el adicto no se deteriore más, y a que la familia no se desintegre.

Bajo estos conceptos en La Fundación la intervención con familia se trabaja no solo en la reestructuración de la dinámica familiar disfuncional, sino desde lo individual, en quien se identifica la codependencia, se realiza un proceso de sanación personal y se busca la ruptura de las características codependientes, facilitando herramientas desde la toma de conciencia de la enfermedad y el trabajo del programa de 12 pasos.

MATERIALES Y MÉTODOS

La intervención con familia en la Fundación se basa, como se había mencionado antes, en técnicas y documentos de tres cortes: humanistas, sistémicos y del programa de 12 pasos. En dicha intervención se pueden contemplar tres fases: diagnóstico, intervención y apoyo.

La primera fase es de diagnóstico y se lleva a cabo a través de diferentes métodos: valoración psicológica, genograma, historia de vida, test de Codependencia basado en la teoría expuesta por Melody Beattie (2014), test proyectivos como el de la figura humana, entre otros.

En la segunda fase se lleva a cabo la intervención propiamente dicha, que se realiza desde dos frentes: lo individual y lo grupal. Para cada paciente es asignado un terapeuta, que lo atenderá a él y a su familia siempre, a menos que el proceso amerite un cambio. Éste atenderá a la familia una vez a la semana en terapia individual, sesiones entre las que se trabajarán tareas terapéuticas, que surgen como resultado de una sesión y son base de la siguiente y que permiten llevar un hilo conductor en el tratamiento. Desde lo grupal, la intervención se realiza dos veces a la semana, a través de conferencias y talleres, basadas en procesos psicoeducativos, pero también vivenciales, que fortalecen el trabajo individual. En esta fase, y como principal objetivo de la intervención, que es lograr la conexión de la persona enferma emocionalmente con miedos, culpas, sensación de abandono, etc., se trabajan una serie de ejercicios como los siguientes:

  • Sanación del niño interior
  • Sanación de Abuso sexual  
  • Rituales de perdón
  • Ejercicios de silla vacía

Al buscarse la conexión del ser con sus emociones, es importante aquello que se lee, para ser interiorizado, y lo que se escribe, en busca de hacer aflorar lo que no se ha expresado antes o no se ha hecho consciente; así mismo, se espera sanar y darle forma a lo que se da caóticamente en el pensamiento. En este sentido, la literatura utilizada para el trabajo con familia es numerosa, pero algunos libros son prioritarios en el abordaje con los codependientes, como son: Ya no seas codependiente (Melody Beattie), El lenguaje del adiós (Melody Beattie), Senderos de recuperación (Alanón), Usted puede sanar su vida (Louise Hay), El día que te quieras (María Cecilia Betancur), CODA (CODA)

Por otra parte, para la elaboración desde lo escrito siempre se solicita un cuaderno terapéutico, donde la persona sienta la libertad de escribir pensamientos y emociones, y que además posteriormente pueda servir como herramienta, para revisar aspectos trabajados y que deben ser aplicados desde su diario vivir.

Un segundo elemento de lo escrito es la guía de doce pasos para Codependientes, donde la persona trabaja en el reconocimiento de su problemática y camina hacia la recuperación. Frente a lo grupal, en las conferencias y talleres, también se busca conexión con la emoción, pero se trabaja un poco más desde el pensamiento y la conciencia de diferentes elementos, como son: la adicción que presenta el paciente, las consecuencias en la familia y los orígenes de la codependencia, las pautas que favorecen el consumo de sustancias, la funcionalidad y disfuncionalidad familiar, los estilos de crianza, entre otros.

Algunas veces en éstas se realizan también talleres vivenciales o sesiones de expresión de sentimientos, así como proyección de películas que permitan la conexión de las personas con su emocionalidad. Un ritual importante a nivel grupal, en el trabajo con familia y paciente, es la celebración de aniversarios de personas que cumplen años de abstinencia, donde la familia da también testimonio de su propio proceso de recuperación. La última fase es de apoyo, donde se busca que la familia continúe conectada con el programa, igual que el paciente adicto, por lo que se sugiere que se vinculen a un grupo externo a la Fundación, según el caso, que maneje la filosofía del programa de 12 pasos: grupos de CODA (para codependientes), ALANON (para familiares de alcohólicos) y ALATEEN (para familiares, niños y adolescentes, de alcohólicos). Ciertas experiencias han sido implementadas durante algunos años, pero no han tenido la continuidad de las demás intervenciones, como son los grupos de apoyo (o cerrados) al interior de la Fundación y manejados por codependientes recuperados; así como grupos de familias con pacientes en modalidades diferentes a la Residencial, que trabajan acerca de cómo romper miedos asociados a que sus familiares tengan contacto con la calle, retomen rutinas diarias y, básicamente, estén en ambientes no controlados.

En Fundar se concibe como bastante importante el trabajo con familia, debido a que, por un lado, los acompañantes del adicto son también seres que sufren y requieren de su propio proceso de recuperación y por otro, deben constituirse en red de apoyo para el paciente o fortalecerse en caso de que ya lo sean.

Inicialmente el término codependiente se determinó para personas que desarrollaban unos comportamientos específicos  frente a un familiar como esposos/as, padres, hermanos o hijos  que presentaba problemas de alcoholismo o adicción a otras sustancias u otras conductas adictivas; pero con el tiempo se identificaron que  estos rasgos eran comunes en mayor o menor medida en otras poblaciones que, aparentemente, no tenían relación con una persona adicta, pero que tenían un denominador común: que sus historias de vida, en infancia y adolescencia, eran desarrolladas en hogares disfuncionales y que en muchos casos habían sido sometidas a violencia u otros tipos de abusos.

En consecuencia, en la edad adulta su conducta se caracterizaba por que se involucraban en relaciones afectivas donde el comportamiento del otro es abusivo y la persona es incapaz de salirse de la relación o de tomar medidas asertivas para protegerse del comportamiento abusivo del otro, que no necesariamente es su pareja y que puede ser otro familiar, jefe o amigo. En otras palabras la persona es incapaz de tomar decisiones sanas para su vida y lo que hace es presentar unos síntomas similares a los de un comportamiento adictivo, como el obsesionarse con la otra persona, perder el control de sus acciones, síndrome de abstención o exceso de ansiedad cuando no la puede controlar o siente que la va a perder, consecuencias negativas en las diferentes áreas de su vida incluida descuidos en su salud porque su vida empieza a girar en torno a la otra persona, perder la capacidad de sentirse feliz, y sentir que siente que no concibe su vida sin esa persona o en su efecto sentirse que esa persona no puede salir adelante sin usted,  y en muchas casos haciendo negación de lo que le pasa, encontrando siempre excusas para justificar el comportamiento del otro.

Es como volverse adicto a sentir vergüenza, dolor, ira y ansiedad de manera excesiva, aún en situaciones en las que no deberían sentirse así, sentirse irracional y pensar que el otro se comporta así por su culpa, y creer que se tiene el poder de hacer feliz a los demás, de sacarlos de sus problemas, de asumir sus proyectos como propios, absorbiendo autoestima de los otros y buscando que los otros sean buenos con ellos y los hagan sentirse importante. Es sentir las situaciones desmedidamente aún en situaciones que podríamos resolver más serenamente; y ahí donde sientan desaprobación por sus acciones, es como si se abriera la tierra y se los tragara.

Muchos esperan, rezan, sermonean, facilitan, pelean, controlan, manipulan, esperando que la otra persona cambie o se comporte como ellos desean que la persona se comporte. Pero si en la remota posibilidad de que el codependiente encuentre a esa persona ideal, es muy posible de que siga experimentando la sensación de que algo le falta para sentirse realmente plena o feliz; eso pasa por esperar que otras personas, cosa, sustancias o actividades como el trabajo, satisfagan la sensación de  vacío que llevan dentro.

Como mencioné en alguna oportunidad es como tratar de calmar la sed con agua salada o querer llenar un barril sin fondo, esto puede ser fácil de comprender para el caso de alguna actividad o droga por que es claro que no se puede satisfacer una necesidad emocional con comida o con el efecto de una droga, pero al tratarse de personas la confusión puede enredar la recuperación.

Se empieza a salir de esta situación cuando se logra entender que no se trata de la otra persona sino de la propia conducta y de las consecuencias de esta.

Es importante entender que para recuperarse de la codependencia no existe algo así como una varita mágica que va a sanar el dolor que se lleva dentro; es por eso que los codependientes tratan de engañarse ellos mismos creyendo que otra persona puede darle lo que les hace falta, teniendo en cuenta que el núcleo del problema radica en la no satisfacción de necesidades emocionales en la infancia, y de adulto sigue buscando lo que no encontró en relaciones que le hacen daño, claro está, esto se hace de manera inconsciente, el codependiente creció con una sensación muy interna de que no es suficiente como persona o de que es indigno de ser querido, por lo que está dispuesto a pagar un precio muy alto por un poquito de afecto o aprobación.

La conducta se vuelve en contra de la misma persona ya que al intentar manipular, controlar, castigar, sobrecuidar,  para hacer que la persona no se vaya o la deje de querer, lo único que logra es que las conductas del otro se mantengan, empeoren, o que los hagan sentirse culpables por lo que otros hacen, ya que la culpa es una buena herramienta para manipular y lograr que nadie se haga responsable de su propio comportamiento. El resultado es que la sinceridad con uno mismo, con los demás y la sana comunicación no se pueden dar y este es un requisito fundamental para tener relaciones verdaderamente gratificantes o nutricias emocionalmente. Lo anterior unido a que algunos codependientes siguen manteniendo la ilusión de que las cosas marchan bien y no serán honestos con ellos mismos hasta que la situación allá tocado suficiente fondo y el problema para que esto suceda consiste en que puede pasar mucho tiempo y el remordimiento, la sensación de fracaso y los resentimientos serán aun mayores, aunque el único momento que tenemos es el presente y realmente nunca es tarde para hacer algo positivo por nosotros mismos.

¿Alguna vez en nuestra vida hemos tratado de nadar contra la corriente? Tarde o temprano la corriente nos arrastra y nos golpea contra las piedras, hasta el punto de llegar a poner en riesgo nuestra vida y en ocasiones la de otras personas que nos necesitan y terminan pagando los platos rotos, en parte por la falta de asertividad en las decisiones. Los comportamientos disfuncionales del codependiente se incrementan al sentir que las cosas se salen de las manos, la ansiedad se incrementa y otras emociones y sentimientos negativos y esto lleva al descuidos de áreas en las cuales si se tiene control, como el auto cuidado, mantener relaciones sociales  sanas con otras personas, desarrollar un propio proyecto de vida, entre otras.

La esperanza está en que siempre hay una manera diferente de actuar y de resolver las cosas, una manera que los sacará del hueco en el que siente que han caído, no queriendo decir que sea fácil, por lo menos al principio, pero siempre hay una forma con la cual se sienta mejor consigo misma, que los llene y los haga sentirse valiosos y dignos de ser queridos, así que antes de pretender tener mejores relaciones con los demás, primero hay que atender la relación que se tiene consigo mismo. Una manera donde se deja de culpar a los demás por lo que les pasa, de culparnos, y de sentir vergüenza; crecemos en amor propio y en la aceptación de si mismo tal y como somos, no como quisieran haber sido, donde se logre hablar de auto perdón, perdón a los otros, de asertividad y aprender a protegernos y de atender nuestras necesidades de la manera más sana, sin depender de los demás; más bien de entender con  sabiduría de que  las cosas cambian  y si no se alejan, siempre para nuestro bien, eso sí, si cambiamos nosotros primero, aunque en el momento pasemos una tormenta, sabiendo que después vendrá la calma, es un darle sentido a nuestra vida y de sentirse más cerca de Dios si lo prefieres.

Si se sienten identificados con estos síntomas, pero se sienten incómodos con el término codependiente, no es problema, lo importante es reconocer los síntomas y tratar de cambiarlos, es saber que siempre podemos hacer algo por nosotros mismos, así sea necesario llenarse de valor para cambiar, es sentir que empezamos a remar en el sentido correcto, asegurando haber soltado las cuerdas del amarradero, nunca llegaremos a ser perfectos, pensar esto es ser codependiente, pero saber que podemos evolucionar hacia la verdadera libertad.

 

 

Andrés Ariza Monedero 

Psicólogo Clínico 

cel. 311-5609198

 

Las respuestas de la vida moderna al estrés psicológico, al miedo y a la incertidumbre suele caracterizarse por rumiación mental, preocupación, ansiedad anticipatoria y deliberación estancada. Son hábitos de pensamiento que continúan estimulando reacciones de miedo en el cuerpo que, a su vez, retroalimentan los pensamientos de preocupación, causando así un ciclo de experiencia desagradable. (Brosschot, Gerin y Thayer, 2006)

 

Desde el punto de vista del Mindfulness, los pensamientos, las emociones, las sensaciones físicas y los impulsos que surgen asociados a la sensación interior de miedo, ansiedad o pánico son meros eventos en el amplio campo de la conciencia en el momento presente. (Brantley, 2010)

 

Por lo tanto, se considera que la práctica de Mindfulness tiende a mejorar la autoregulación efectiva de los pensamientos, emociones, sensaciones y comportamientos relacionados con la ansiedad a través de un cambio de conciencia que se puede describir como el establecer una relación completamente distinta con dichos eventos internos o privados, a través de una actitud de total aceptación, sin juzguar y sin identificación con estos eventos.

 

Andrés Ariza Monedero

Psicólogo Clínico

cel. 311-5609198